Luis & Lina (matrimonio de Ibiza, España)
>> Puedes ver la versión en vídeo de este testimonio transcrito, haciendo click sobre la fotografía.
<L> Hola, yo soy Luis.
<Lina> Y yo soy Lina.
<L> Residimos en Ibiza y la primera vez que vinimos a Medjugorje fue en 2019. La primera vez que vinimos fue debido a la lectura de un libro y, en particular, yo vine buscando un poco la sanción de mi enfermedad. Yo padezco una enfermedad desde 1999, la cual no tiene curación pero, gracias a Dios, avanza muy poco a poco. Y en este libro testimoniaban tantas curaciones, tantas sanaciones, que yo venía buscando un poco esto en Medjugorje. Aquí en Medjugorje, cuando vine, lo que me encontré fue una paz tremenda, fue espiritualidad, fue salud, pero no salud física sino salud espiritual. Y me encantó. Tanto, que seguir viniendo a Medjugorje es para mí mi medicina, es recargar mis pilas. Es cierto que cuando vengo a Medjugorje no hay dolor, siento esta paz, esta tranquilidad y lo que me da Medjugorje es la sensación y la sanación espiritual, el saber llevar la enfermedad con esta tranquilidad y con esta paz, que en otro lugar no he tenido, ni tengo ni encuentro.
<Lina> Pues yo vine por lo mismo. El libro se lo dejaron a él, yo lo leí y dije “yo tengo que ir a allí”. Simplemente, así fue. No sabía ni como pronunciarlo pero la Virgen me llamó a través del libro y vine y me encanta. Hablo con Ella todos los días, sé que me acompaña donde quiera que esté, cuando estoy aquí la siento a tope pero, bueno, yo la busco donde sea y sé que está conmigo y siempre hablo con Ella, la verdad. Y me da mucha paz, mucha alegría, con Ella he descubierto a Dios otra vez, porque yo estaba muy lejos de Dios. Ella me dijo una vez que era perfecta porque yo le dije “bueno, soy un poquito especial, un poquito rara, alejada de Dios y de la Iglesia” y Ella me eligió, me dijo que le trajera gente aquí, así que somos como apóstoles, ¿no? Todos. Cada uno que viene aquí, cuando vuelve a casa no puede dejar de hablar de ello a todos, a la familia, a los amigos y lo que quieres es traer a más gente para que sienta lo mismo que has sentido tú porque estar aquí es una maravilla. Es estar en el Cielo, la verdad. Y nada más.
¿Cuáles son los lugares más especiales para vosotros en Medjugorje?
<L> En Medjugorje hay una cosa que me gusta, me gusta en especial, y es cuando vamos a Tihaljina. En la iglesia de Tihaljina en concreto, no sé, pero he sentido bastante más descanso. Luego, en la adoración. En la adoración en la iglesia también. Parece mentira, pero vivirlo aquí a vivirlo en otra parroquia no es lo mismo, ¿no? Como ha dicho Lina, pienso que Medjugorje es un trocito de Cielo en la tierra y se vive diferente. Entonces, para mí Tihaljina es bastante especial dentro de Medjugorje.
<Lina> Yo me siento bien en todos lados. Yo estoy bien en el monte de las apariciones, estoy bien en el Krizevac, estoy bien en todos lados. Yo estoy en mi casa aquí.
<L> Tengo que decir que hoy, cuando hemos subido al monte de las apariciones, y les he dicho “bajar”, después de estar allí una hora, ella me ha dicho “voy a bajar porque sé que en un par de días voy a volver a subir, si no, no iba a bajar ahora” (sonríe). Entonces, también es un lugar especial. Todo en Medjugorje es muy especial.
<Lina> Es todo muy normal, la verdad es que es todo muy normal, pero es todo muy especial.
<L> Yo me quedé con una cosa la primera vez que vine. En el autobús que nos trasladaba a Medjugorje desde Dubrovnik, Nikola cuando nos hablaba nos dijo que no esperáramos nada especial en Medjugorje porque todo en Medjugorje era especial. Algo así, como una frase…
<Lina> No (risas)
<L> ¿No? ¿no fue así? (risas)
<Lina> “Lo extraordinario de Medjugorje es que no hay nada extraordinario", ¿algo así?
<L> Cierto. Y bueno, entonces, es verdad, yo venía con la idea de que el párroco nuestro que nos guiaba en este momento sí nos había informado de que Medjugorje no era nada especial, pero es que entras a Medjugorje y, nada más entrar, la primera vez no lo sentí en ese momento pero las otras veces que he venido, nada más entrar y ver la iglesia, mi mochila, la mochila que llevo en la espalda es como que se agujerea y va soltando las piedras ella sola, ¿no?, nada más a la hora de ver la iglesia. Es un descargar la mochila. Es un recargar las pilas. Entonces es increíble. Es que no se puede, por mucho que cuentes la historia, tienes que venir a Medjugorje para sentir esto no?, para sentir lo que hay aquí y los que se vive aquí y lo que se respira aquí en Medjugorje.
¿Cómo te ayuda Medjugorje a llevar tu cruz?
<L> Bueno, como he dicho, yo en principio vine con esa intención, no? Una vez que lees un libro en el cual ha habido muchas sanciones en un lugar perdido del mundo que se llama Medjugorje, que como ha dicho Lina, lo primero, casi es impronunciable… Yo vengo con esa intención. Yo padezco cáncer, en concreto es un sarcoma, uno de los cánceres que se estudia muy poco porque hay muy pocos casos entre la población. Entonces, como he dicho, me lo diagnosticaron en 1999 con cuatro años de evolución ya y, bueno, yo vengo a Medjugorje, pues eso, buscando la sanación, la sanación del cuerpo, la sanación física. Claro, cuando llevo días aquí y me voy para mi ciudad otra vez, evidentemente, me doy cuenta de que la sanación física no está ahí, pero sí la espiritual. Sí, el saber llevar la enfermedad día a día. Sí, el saber que esta enfermedad, bueno, puede acabar contigo o no pero acaba contigo en paz. Acaba, contigo llevándola. Saber que con esta enfermedad se vive, al igual que ahora con la pandemia, tenemos que convivir con ella, pues con esta enfermedad también. Se lleva y se convive. Y todo esto ha sido gracias a venir a Medjugorje, no? Porque antes vivía y vivías con la incertidumbre del día a día. Yo, cuando hablábamos de hacer cualquier cosa en un par de meses, para mi era un tiempo que decía, bueno, no sé si en un par de meses yo voy a estar, ¿no? Hay una cosa que recuerdo y es el mero hecho de comprarme unos zapatos o un pantalón y en mi cabeza venía el pensamiento de decir, para qué me voy a comprar unos zapatos si probablemente en pocos meses no voy a estar, ¿no? Y, bueno, ahora es todo lo contrario. Ahora mi ilusión y mi esperanza es que el Señor y la Virgen me den fuerzas para el año que viene regresar a Medjugorje.
<Lina> ¡Y traer gente!
<L> Y traer gente, que es su misión (mira a Lina).
<Lina> Es nuestra misión.
<L> Entonces, bueno, sí que vivo con esa ilusión. Mi ilusión no es programar un viaje a Hawai o un viaje a cualquier otra parte del mundo. Yo vivo con la ilusión de que en febrero o marzo de 2023 voy a volver a Medjugorje.
¿Qué dirías a quienes vienen buscando la sanación de su enfermedad?
<L> Bueno, es que en realidad, creo que ya lo hemos comentado antes, no hay que esperar nada. Es verdad que quizás los que estamos enfermos venimos a buscar esto pero es un error nuestro. Lina lo ha dicho, la Virgen nos acompaña en todos lados. Si la Virgen intercede por nosotros ante su hijo la sanación podría ser en Medjugorje, podría ser en Madrid, podría ser en Barcelona. ¿Por qué nos dirigimos a Medjugorje por testimonios de sanaciones y de curaciones? Bueno, pues, por la gracia de Dios o la gracia de la Virgen, ha sido en Medjugorje. Pero no. Tenemos que venir a Medjugorje, precisamente, para encontrar la paz para llevar esta enfermedad. Esta o cualquier otra que tengamos. Entonces Medjugorje lo que nos tiene que dar es esta medicina que por desgracia la seguridad social no nos la da y es el saber llevar la enfermedad día a día. Esta es la cuestión. Y luego hay una cosa. Es cierto, y lo he hablado con Lina muchas veces, yo en Ibiza, en mi ciudad, hay muchos días que siento dolores. Hay dolor propio de la enfermedad, propio del tiempo, propio del tratamiento. Y cuando estoy en Medjugorje no tengo dolor. No lo sé. Claro, científicamente, como dicen los médicos, no hay nada probado ni nada estudiado que diga que cuando yo voy a un sitio o dejo de ir a otro, el dolor se me pase o no. Pero, tomando lo mismo y haciendo las mismas cosas…bueno, las mismas cosas, no, porque evidentemente en Medjugorje no se hacen las mismas cosas ¿no? pero, viviendo la vida propia del día a día, aquí no hay dolor y en mi ciudad sí.
Bueno, también os voy a contar que, no lo hemos dicho, ¿no?, pero, personalmente, en lo que es en nuestro matrimonio también a habido un cambio. Ha habido un cambio muy grande para mí y creo que para Lina, no? Antes vivíamos como un matrimonio normal y corriente y ahora vivimos un matrimonio unidos por la Virgen. En treinta y un años que llevamos casados hemos renovado los votos tres veces.
<Lina> Y ha sido ahora, en poco tiempo.
<L> Ha sido ahora en poco tiempo. Entonces, bueno, para mí, el antes y el después de venir a Medjugorje… En mi matrimonio ha cambiado esto, el poder compartir con mi mujer: la Virgen, los testimonios, cualquier cosa. La música. En casa es..
<Lina> Buscar en YouTube y buscar “Medjugorje”, “música Medjugorje” y escuchar las canciones de aquí todo el día.
<L> El matrimonio nos ha cambiado, nos ha cambiado también mucho el haber venido a Medjugorje.
Medjugorje en una palabra
<Lina> Amor, paz
<L> Yo, bueno, ya lo he dicho, para mí es un trozo de Cielo en la tierra. Para mí.
Medjugorje, marzo 2022
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